No sabes qué escribir a veces porque tienes la sensación de que no tienes nada que contar. Cuando tu vida es cíclica y eres un ratón en su rueda nada parece ser nuevo y cada momento es una copia del anterior. Una burda copia, hecha por un falsificador aficionado, como si cada repetición fuese peor y más estúpida que la anterior.
Antes escribía para buscar algo, puede que placer, o confort, o una sensación de seguridad al plasmar los pensamientos en palabras, esa solidez que adquieren las ideas cuando las sacas del torbellino sináptico y las haces letra y roca. Bebía vino o cerveza y escribía mucho, varias noches a la semana. Intentaba acallarme por dentro gritando hacia el texto. No funcionó, y dejé de escribir. ¿Por qué? Al parecer al dirigirme a la hoja en blanco buscaba sólo autocompasión, o estética, o desgranar mi débil ego en pedazos manejables. Me aterrorizaba ahondar, buscar significados, trascender la mera e infantil ira para buscar los rincones de mí mismo que me dan miedo y asco. Nada funciona cuando te quedas en la superficie. Todo queda en intenciones estúpidas y en zonas de confort blindadas cuando no excavas más hondo.
Hay algo que he estado acallando durante años y quiere salir. Requería hacer cosas, salir de casa, sonreír más a menudo, dirigir mis energías hacia las cosas y las personas que lo merecen, buscar más el aire fresco que los antros con oxígeno viciado. Son unas ganas fuertes, Ganas de estar bien. Mejor que esta vez les haga caso.
domingo, 20 de marzo de 2016
this is how we walk
Etiquetes de comentaris:
introspección,
miscelánea,
pensamientos
jueves, 11 de febrero de 2016
viento tras el cristal
Me pesa vivir bajo la alarma de los monstruos del piso de
abajo. Has de tener siempre presente que en el peor momento se escurren por las
tuberías, te hablan en sueños, se te enredan en la piel. Toda mi vida
conviviendo con ellos, confinándolos, sepultándolos en marismas de aparente
seguridad. Y sin embargo encuentran, a veces –raras, por suerte- la forma de
volver a someterte.
Tanta mente sana en cuerpo sano y la lengua y el corazón
siguen siendo músculos a entrenar. Sales de la zona de confort y todo lo que te
devuelve el mundo es una ventisca. Quién pudiera vivir dentro, evitar el roce,
el conflicto, vivir sin significado, sin consecuencia alguna, sin dejarse algo
por el camino.
Lástima que hayamos olvidado tras eones que la única forma
de evolucionar sigue siendo la misma. Eterno ensayo y error. Muriendo por el
camino, y renaciendo.
domingo, 20 de diciembre de 2015
disforia
Tu mundo sucio y pequeño se astilla y estalla. Notas en las mejillas el bombardeo de las mentiras que -te- has contado y todo parece la misma ridícula y rota broma. Nada más que esperar, que sentir, que sea agradable, diáfano, puro en intenciones y prosa. Sólo una amalgama de tus propios miedos que -sin éxito- aprenden a bailar con los miedos de otro.
Quisiera sentirme como en casa cuando estoy en casa, pero estas puertas ya no me representan. Nada acalla el rumor y ni el culo de la jarra de cerveza es una experiencia placentera. Desfilas. Suspiras.
Buscas sólo dos segundos mal contados de intimidad, ternura, y nada -nadie- más. Un mero "eres suficiente" susurrado a la oreja en forma de aliento cálido. Que esperanza y bien mayor -que no mal menor- sean palabras que no suenen tan extrañamente ajenas como esta noche.
Quisiera sentirme como en casa cuando estoy en casa, pero estas puertas ya no me representan. Nada acalla el rumor y ni el culo de la jarra de cerveza es una experiencia placentera. Desfilas. Suspiras.
Buscas sólo dos segundos mal contados de intimidad, ternura, y nada -nadie- más. Un mero "eres suficiente" susurrado a la oreja en forma de aliento cálido. Que esperanza y bien mayor -que no mal menor- sean palabras que no suenen tan extrañamente ajenas como esta noche.
martes, 8 de diciembre de 2015
murga
No siempre los retornos son nuevos inicios. Mis retornos siempre han sido una nueva ronda a la misma partida, un nuevo intento de reutilizar las cartas contra un oponente insalvable. De vuelta a la gran ciudad, a los mismos errores y a algunos nuevos. A nuevas situaciones y los mismos viejos traspiés. Ambicionar una intimidad a la que ya ni se espera. Mismas calles, mismos alcoholes, mismas drogas para adormecer sensibilidades. Un retorno a la anemia sentimental, a no devolver miradas en el metro, a observar cómo el mundo se desarrolla lejos de ti, a compartir submundo y papel con tus pasiones. A salvaguardar tus nichos de amistades, risas, placeres asegurados, lo fácil y lo que va a dejarte dormir.
Hoy lo conocido es un amigo.
Hoy lo conocido es un amigo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)