En calles empapadas de sol
caminaba sola la lluvia.
En una ciudad de barro
reinaba un vendaval asolador.
Vidas de vestido violento
manos hostiles, sexo con amor,
piernas abiertas e intelecto hambriento,
espirales ígneas de caníbal rencor.
Y orbitamos y orbitamos,
errantes, ávidos,
nucleares, cerrados,
esperando mañanas de colisión.
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