Me planteo seriamente
ponerle tope a los lunes.
Cerrarle la boca de súbito
a todas las penas errantes
que embiten por sorpresa,
bastardas e inminentes.
Me planteo un punto y final,
a veces un punto y aparte,
a veces dos puntos y explicar,
a veces sólo encoger los hombros,
sonreír, escapar.
Imposible no azotarse
con un látigo distinto cada día
ora una postal, ora una canción,
hueco, triste, de ecos henchido.
Imposible, decías
es que este Siempre se rompa,
y si se rompió al final,
¿cuántos imposibles nos quedan?
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