domingo, 22 de abril de 2012

El balance

Si alguna vez me habéis visto ir de perfecto, cruzadme la cara de un puñetazo, me lo he ganado. Si el concepto de decente me resulta ajeno, el de perfecto me resulta tan lejano como la luna a un perro callejero. La perfección me habría ahorrado muchas cosas, muchos engaños, fallos, nervios, frustraciones y destrozos varios. También me habría vetado el camino a aprender de lo fallido, a tener el ojo puesto donde debo y mantener las esperanzas en su medida justa. Pero aún así, aprendiendo, no dejo de ver que soy mucho menos de lo que debería.

Soy egoísta, neurótico, temo a la soledad, soy inconstante, propenso a volverme adicto, mi autoestima siempre está pichí pichá, me aburro rápido de las cosas y mi humor es a veces una montaña rusa. Intento pulir los defectos cada día, pero ahí están, y quién me conozca los notará.
Siempre hay a quien no le importan mis defectos y que sé que estará ahí siempre, o casi, pero ni tan sólo eso me quita el miedo, el miedo de seguir toda mi vida limitado por mí mismo, por mis pocas luces y mi falta de visión y ambición.

Quiero hacerme una promesa a mí mismo, y mantenerla en vilo, en alto, como un juramento irrompible. No quiero alzar el vuelo del día a la mañana, porque no puedo. No soy un halcón. Pero puedo ser una hormiga e ir construyéndome. Lentamente, día a día. Abriendo túneles nuevos. Sorteando obstáculos. Hacerme tan completo como pueda.

Traedle un trampolín, el perro callejero quiere tocar la luna.

sábado, 14 de abril de 2012

rawr

Días como estos. Días de risas, de besos, de trenes, madrugones, cocinar lomo a medianoche, empacharse al comer y sestear, tweets, miradas cómplices, pijamas de Superman, bragas de Batman, roces de piel, orgasmos, revolcones continuos, sábanas con migas de papas de bolsa, rastas que me arañan la cara, abrazos, oír un "enxoxaaaats" de fondo, reír juntos y volver a empezar.

Di lo que quieras, di que me ganas en Apalabrados, di que pierdes, la batalla que importa ya la hemos ganado. Los dos.

Grazie.

viernes, 6 de abril de 2012

mehmehmeh

Hay veces en tu vida en que pierdes pie y caes rodando por una ladera hasta llegar al río de la apatía. Allí la corriente te lleva, te sumerge, te llena de agua los pulmones y aunque al principio luchas terminas dejándote llevar, tomándolo por inevitable.
Si hay un campeonato de apatía tengo por seguro que podría optar a candidato. Suena pesimista, pero no me suele salir todo bien, ni como querría, y en muchos casos aunque salga como quería el resultado me sabe a poco. Como cuando rebuscas en la nevera y sólo te han dejado la punta de la tableta de chocolate.

Juro que me gustaría acabar con ello. No hay varita mágica para esto, pero me gustaría saber que hay quien cuenta conmigo, que hay vida más allá del aburrimiento, que existen reinos de diversión que pueden sacarme de estar tirado en la cama. Espero que creer esto no sea un exceso de fe.

Una invitación no estaría de más, ni mucho menos ideas nuevas, refrescantes, algo accesible y divertido, unos días sabáticos, lejos, lo más lejos posible.

Un truco que me lleve a donde nunca suelo llegar.

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