miércoles, 7 de octubre de 2015

don't go down to sorrow

Noches desveladas. En que el único culpable del calor agobiante de la cama eres tú mismo, tú solo.
Noches sin nadie que lance una cerilla encendida a través de la oscuridad. Sin tregua, sin gestos. La pura contienda entre tus dudas estalla. Tus ojos se secan de mirar un techo a oscuras.

Un ruido gris cabalga por el cielo pero aquí abajo no puedes verlo. La única compañía de esta habitación zumba torpemente y chupa sangre. No hay caras amigas impresas en el blanco y muerto gotelé.

No hay luz tuya esta noche, esta vez no.

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