sábado, 31 de diciembre de 2011

Itachi.

Miras los relojes y notas cómo el tiempo se escurre, formando un pegadizo y viscoso fluido que se vierte entre la noche y el día, agitándose en el fondo de tu copa y bajando hacia tu estómago a cada trago.
Notas el corazón en alto, erecto ante el prometido nuevo año. Y como cada uno, tú tienes tus propósitos. Tus promesas. Tus "lo haré", por los que pondrías la mano en el pecho en algunas ocasiones y te reirías a carcajadas en otras. Todas esas facetas potenciables que podrían convertirte en un futuro en alguien de provecho. De provecho, eso que dicen las madres.

No soy distinto. Quisiera hacer muchas cosas este 2012. Diríamos, "quiero ser mejor" pero la mejoría es siempre relativa y conlleva empeoramiento en otros aspectos.
Quisiera ser más valiente. Más sacrificado. Acostumbrarme a perder el tiempo por lo que vale la pena y no por lo que no. Estar dispuesto a poner toda la carne en el asador cuando haga falta, a llevar algo adelante. Hacer cosas importantes, ya sabes, empezar todo eso que quisiera hacer una vez en la vida. Y llevar a cabo alguna de esos objetivos.

Probablemente de aquí a un año vuelva y haga una lista con todo lo no cumplido, pero estoy seguro que con algo sí cumpliré. Aunque sea poco. Suponiendo que esta noche la euforia no me haga entrar al año nuevo con los pies por delante.

Feliz año. Pasadlo bien.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

We own the woods

En esas horas muertas de la red y de la mente, encuentro a ratos fotos de lobos. Canis lupus, perros salvajes, músculo feroz y caliente cubierto de pelo gris. Las fauces a la luna, como invocando a la caza. Siempre han sido mis animales favoritos, no sólo por su aspecto sino por toda la retórica que envuelve al lobo. Esa ambigüedad a caballo entre crueldad y simple instinto, su agilidad, su movimiento en manada, sus ojos brillantes e inquisitivos. E incluso el mito del hombre lobo, el devorador de vírgenes y avatar de la luna llena. Esos colmillos brotando de entre una dentadura humana, fundiendo al hombre con la bestia y con el clamor de la sangre y la carne cruda.

Me recuerdo de pequeño con esas ganas de escapar de las manos paternas y correr por el bosque, trotar y gritar, como en una imaginaria escena de caza en manada. Como si fuera uno más de los lobos y no un enano rechoncho.
Ese genuino placer del viento en la cara que nos devuelve a épocas anteriores, donde éramos uno más en la cadena alimenticia, cazábamos y matábamos con las manos desnudas o piedras afiladas. El aroma de resina que apela a lo más primitivo del ser, todo ello quiero creer que está grabado a martillo y cincel en nuestra sangre y que nos empuja a querer sentirnos uno con el bosque.
 O quizás es sólo el afán de sentirnos pertenecientes a algo, el sentirnos unidos, el creer que no soy el único que corre como un loco entre los árboles, cazando presas que se deshacen en el vaho de mi ansioso aliento, y saber que cuando quiera puedo ser como los lobos, un cazador ágil y veloz, instintivo, cruel y letal.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

blindfold

Soy miope.
Desde pequeño sé que, al igual que tantas otras personas, si me quito las gafas voy a verlo todo borroso. Todo aquello que se aleje de una distancia determinada va a aparecer en mi cerebro cubierto por una fina niebla, desdibujado, poco nítido. A más de dos metros me cuesta reconocer una cara.
No se trata de ninguna catástrofe, pero este tipo de cosas dan cierto reparo. Pensar que irás por la calle a tu bola y que no podrás leer carteles, que no reconocerás a varios conocidos que probablemente se te queden mirando en busca de un saludo, que a más de cien metros no vas a ver una mierda en general.
Pues con otros asuntos ocurre algo parecido. Es como dudar. Saber que hay cosas que no sabes, incluso cosas más allá de tu comprensión, abruma. Es como ver el vaso partido de la mitad, sin lugar a poder averiguar si está medio lleno o medio vacío. Como sólo ver una de las dos caras de la moneda. En ciertos momentos, el desconocimiento incluso aterra. Piensas: si el conocimiento es poder, ¿la ignorancia es fragilidad? Y, en ese caso, ¿a quién le gusta ser frágil?
El caso es que no puedes depender de ello. De saberlo siempre todo. De conocer cada detalle y proponerte a ti mismo la tara de que no puedes decidir sin tener toda la información. Pretender que no vas a tener nunca dudas. Sería absurdo.
No hay más remedio que echar de coraje y avanzar, sin miedo. Después de todo la probabilidad de error no es tan alta. Y si se da, podrás soportarlo. Pero la duda es una tortura mucho peor.
Reventemos las dudas. Amontonémoslas y que se quemen hasta que la ceniza se apague. Vayamos a lo loco, joder, divirtámonos. Hagamos las cosas fáciles. Después de todo, cruzar la calle sin ver una mierda tiene su morbo.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Alive.




Siempre me he dicho a mí mismo: "Quiero sentirme vivo"
He intentado expresar este deseo de miles de formas. Escribiendo sobre echar a correr, sobre sensaciones, sobre el viento en el rostro, sobre toda la gama de sentidos, tacto, oído, gusto, vista y olor, sobre el dulce sonido de la música en mis oídos, el suave roce de tu piel desnuda contra la mía, el amargo sabor del chocolate negro en mi lengua, la imagen de una puesta de sol, unos ojos hermosos, un paisaje inolvidable.
Siempre he necesitado demostrármelo a mí mismo, decirme una y otra vez que puedo sentir, que soy afortunado de seguir en pie y vivo, que cada segundo es un tesoro y una cuerda a la que me aferraría ferozmente. Quería tatuarme "Alive." en el brazo, escribir sobre el sentido de la vida, aprender a tocar una guitarra y contribuir a esa gran obra de teatro que es el mundo, gritar una y otra vez lo que soy y quiero ser, lo que he sido y lo que seré.

Huir de los problemas, verlo y probarlo todo, beber hasta caer, reír hasta que me duela la mandíbula, besarte hasta que no podamos más, follarte hasta el agotamiento. Correr, sentir mis músculos latir con toda su fuerza, creerme un animal invencible y sentir en mis arterias la sangre y el poder de millones de años de evolución. Ser primitivo, instintivo, hedonista. Caminar por un bosque y ver, oler y tocar el paso de las estaciones, de los años, sentir una pequeña alma verde en cada árbol y hoja caída.

Ser todo y nada, sentirme lo mejor y lo peor del mundo, experimentar cada gama de sentimiento que pueda tener al alcance de la mano, dar y recibir placer, ser bestia y humano, magnánimo y cruel, pacífico y violento. Pasear por las dos caras de la moneda de mi vida y besar el rostro que aparece grabado en ella.

Y lo paradójico es que pienso continuamente en todo el camino que me queda por recorrer, en las miles de cosas que quiero hacer antes de que, inevitablemente, un punto y final accidental o natural ponga fin a mi vida. Y río, porque sé que estoy vivo, más vivo que nunca, y que voy a disfrutar mucho de esto.

martes, 13 de diciembre de 2011

Viento

Amanece a golpe de vendaval en la ventana. Los cristales temblando lánguidamente mientras el viento allá fuera estalla con fuerza.
Te vistes, te lavas los dientes, pones música en tus oídos mientras el ascensor acude a tu llamada, sales de casa con los pies rápidos.
Tus retinas captan cada hoja solitaria que planea, cada sacudida que el viento produce en las ramas esqueléticas de hoja perenne, soltando barcas verdes que se alejan mecidas por el viento. El folk suena en tu cerebro y guía tus piernas al paso.
Adoro el viento. Suelo odiar todo aquello que rompa el orden, todo aquello que perturbe ese frágil equilibrio que mantengo en mi mente, todo lo que me moleste y saque de una rutina o un plan previamente escogido. Pero el viento es distinto. Es un caos tan puro...masas de aire subiendo y bajando, intercambiando su lugar como bailarines etéreos, haciendo temblar el mundo con su baile.
Y tú caminas en mitad de aquel túnel de aire, observando sus efectos. Las hojas voladoras. Las ramas moviéndose violentamente, incluso las caídas. Todo impregnado de dinamismo y un fresco roce que alborota tu pelo y te desmonta la bufanda y la chaqueta.
Y caminas. Al son del viento.

Like cats we live

Ésta es una noche de esas en las que el tiempo vuela. De ésas en las que las manecillas del reloj rotan y rotan mientras tus dedos bailotean sobre las teclas. De ésas en las que te cansas de estudiar y dejas los apuntes tirados sobre el escritorio, hechos un caos entre carpetas y estuches, y te dedicas a hablar.
De ésas en las que sólo quieres sentirla. Ahí, al otro lado de la pantalla. A kilómetros de distancia y sin embargo tan cerca. De ésas en las que sólo quieres captar esos retazos de calidez que se desprenden de cada palabra que lees. De ésas en las que saldrías volando por la ventana como si el cielo fuese una autopista y tú un murciélago de carreras y aparecerías en su ventana para besarla.
De ésas en las que miras el calendario, calculando el tiempo que queda hasta coger aquel tren, llegar a aquel pueblo, plantarte en su casa y lanzarla sobre la cama.

lunes, 12 de diciembre de 2011

concentration where did you go

Un día más en clase. En el piso de arriba un par de albañiles martillean suelo y paredes. El ruido hace eco en nuestros huecos cerebros mientras fingimos interés, al tiempo que nuestros párpados ceden con mal disimulada pereza.
La profesora se mueve, agita las manos, explica fórmulas, razonamientos, justifica el resultado, calcula el coeficiente de fiabilidad, chúpame un pie.

Tu aburrimiento es tan patente que podrías hacer una bola con él y agujerear un muro. Sois como un hatajo de zombies  deseosos de una campana que sonará de aquí a un rato, y cuando digo un rato digo un período de tiempo indeterminado que, presuntamente, es una hora.

Tus planes durante la siguiente hora son escandalosamente simples. Deberías atender. Sabes con espeluznante claridad que si no atiendes, cuando llegue el momento de empezar a estudiar y toques los apuntes (hasta entonces cuidadosamente escondidos en una carpeta, inmaculados, perfectamente nuevos) no vas a entender un puto carajo.
Sin embargo, tu concepto de aprovechar la clase durante esos siguientes (y largos) sesenta minutos son rascar tus genitales con ostentosa vagancia.

Alguien levanta la mano, enuncia una pregunta. Te asombras de que alguien pueda mantener su atención con este tostón más de cinco (quien dice cinco dice dos) minutos seguidos. Dejas pasear la vista por clase. Tus compañeros son vagos como la madre que los parió, como tú dejan que el tiempo pase con la lentitud con la que deba pasar mientras tuitean, charlan en voz baja o directamente a berridos, o simplemente se desparraman sobre la silla con la boca abierta, como si la concentración se les escapara por la garganta y se fuera a jugar al pádel con tus calificaciones académicas.
Sabes que tus posibilidades de aprobar rozan otra vez el cero absoluto. Y parece no preocuparte. Sí, piensas, la preocupación deben haberla chafado los albañiles de arriba.

Bum, bum, bum.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Walls

Al nacer, no somos nada. Apenas dos o tres quilos de carne adorable sujetos sobre cuatro rechonchos bracitos. Indefensos, vulnerables, casi solos ante un mundo hostil. Necesitamos barreras. Escudos. Padres protectores, límites, un crecimiento saludable y protegido. Algo que nos ahorre enfermedades, males crónicos, raptos y heridas indeseadas.

Sin embargo, el tiempo pasa. Crecemos. Nos desarrollamos. No sólo en cuerpo sino en mente. Y a veces se olvida que la mente no sólo necesita educación para madurar, sino que necesita retos.
No sólo retos. Necesita peligro. Tensión. Situaciones que resolver. Riesgo. Algo más allá de las cuatro paredes entre las que crecimos. Necesitamos pelarnos las rodillas, rompernos algún hueso, no estar toda la vida entre cojines, límites, normas, jerseis de lana, camisas impecables, piel sin mácula alguna.

Necesitamos saber que podremos tomar decisiones cuando llegue el momento, que no nos tendréis ligados a una casa y a un techo siempre. Que podremos equivocarnos y cargar con ello, nosotros solos, comiéndonos los resultados de nuestros actos si hace falta, que nuestra frustración vendrá de los errores que hemos cometido y no de los muros contra los que nos hacéis chocar.

Todo padre tiene la obligación y el derecho de proteger a sus hijos, de asegurar su futuro, de que no reciban daños irreparables. Pero el aislamiento, la sobreprotección, la imposición de normas, la flexibilidad cero no es algo que un chaval en edad de decidir debiera soportar.

Hasta aquí mi desahogamiento de hoy. Quién sabe a cuento de qué vendrá el de mañana.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Todo empieza con el primer trago. Un sorbo del vaso de cerveza que tu padre te ofrecía con la mano tendida. Un líquido amargo resbalándose por tu lengua, directamente hacia tu garganta.
Y carraspeas. Qué amargo es esto, joder, piensas y dices. No sé cómo os gusta.
Curiosamente tiempo después algún amigo te convence para ir a hacerte una birra a cualquier garito. Vas, pides la caña, te sirven un espumoso cáliz que tu amigo se afana en apurar. Y sonríes. Charlas. Bebes. Te gusta lo que sientes, esa calidez, ese casi imperceptible atontamiento que ataca tu cabeza con tanta delicadeza que dejarías que te hiciese lo que quisiera.
Poco o mucho después cae esa primera copa. Ese cubata preparado con prisas y torpeza en un descampado, dos dedos de vodka, dos cubitos de hielo de esos que te dejan los dedos entumecidos, un largo chorro de Fanta color moco. Poco cargado, que no quiero acabar mal, dices.


Y la dosis va aumentando. Te enamoras por primera vez. Descubres un reino nuevo, donde el rey es la copa que sostienes en tu mano y tú eres el príncipe que hace eses en la calle, cumpliendo sus designios.
Adoras esa desinhibición, ese suave mareo que mece tus neuronas, esa sensación de placer fresco y sabroso que acaricia tus circuitos dopaminérgicos. Como Ulises, empiezas tu Ilíada, navegando entre océanos de alcohol y luchando contra sirenas tan borrachas como tú.


Y sigues así, quizás acabes vomitando más de una vez, quizás hagas que tus amigos te arrastren hasta casa, pocas o muchas veces, o quizás te toque a ti ser la niñera de cualquier amigo que atravesó ese límite de copazos que el hígado nos marca con una línea de bilis.


Pero realmente no importa. Las ventajas suelen superar a los inconvenientes. Y aunque algunas veces digas que dejas de beber, en realidad sigues enamorado. Casado con la cerveza, el vodka, la ginebra, el whisky escocés, el pacharán, el anís, la mistela, el licor de hierbas. Así que ajustas tu anillo de compromiso, te acercas el vaso a los labios y dejas, una vez más, que entre en tu caverna el dios alcohol, que se entregue contigo a una sesión de onanismo de sabores, olores y tragos casi ininterrumpidos.


Venga, bebamos.

martes, 29 de noviembre de 2011

Parpadeas. Te llevas el porro humeante a la boca. Aspiras lento, notando el río de humo entrando por tu garganta, desembocando en tus pulmones. Dejando en tu paladar esa marca de sabor amargo, a la par que dulce, una sensación difícilmente comparable. Abres la boca. Emerge una columna de humo, un rizo de vapor grisáceo, formas espectaculares que parten del extremo de tu lengua y suben dejando un agradable cosquilleo.
El humo sube hasta el techo y lo ves ascender, como si con él se fueran tus problemas, tus rencores, como si no fuera sólo humo lo que escapa sino también un fragmento de todo aquello que no te gusta de tu vida. 
Como si de repente todo lo malo se largara, para dejar en su lugar una sensación cálida, embriagante, una curiosa picazón en la lengua y unos ojos entornados.
-Estás empanado.
Oyes de repente la voz de tu amigo. Parpadeas de nuevo mientras el humo se estrella suavemente contra el techo, vuelves a calar y repites el proceso. Sonríes.

miércoles, 23 de noviembre de 2011


Los pájaros echan a volar cuando todo parecía perdido.
El cielo se alborota de repente entre el batir de alas, el estruendo, el ruido infinito y seco que parece prolongarse en espirales.
Plumas goteadas de sangre cubren el suelo en un mosaico de pavor, y no consigues oír nada salvo el ruido y murmullo incesante de las aves.
Y de repente cesa. Y te preguntas el porqué del silencio. Después de tanto tiempo, no consigues averiguar por qué el ruido ha decidido irse.

Y entonces llega ella. Y te abraza. Te besa. Sientes sus labios junto a los tuyos, su piel suave y cálida junto a la tuya, como un plan perfecto, como una ópera preparada especialmente para tu tacto. Sientes que nada puede romper el momento.

Que todo está bien.

Y que los pájaros no volverán. No por ahora.

sábado, 19 de noviembre de 2011

no kind words to say


"Otra vez en la trinchera, amigos míos"
Y con una frase parto, parto lejos, viajo más allá de las fronteras de la decepción y la ilusión, de aquellas cadenas de cristal que parto en pedazos con cada paso. La tarde empezaba aburrida, demasiado aburrida, un montón de trabajos me tenían agobiado. Vuelta a casa, nuevo punto de partida, allí me esperaba mi compañero de piso (de cuyas manos se escribe esta historia) fumado, cómo no... ambos sabíamos que esta noche iba ser grande, pero no me sentía bien conmigo mismo, las dudas me asaltaban... ¿Qué debo hacer? ¿Terminar? Todavía no, no es el momento. Un telón sería demasiado definitivo.

Sé que a veces no actúo como es correcto, lo sé, no me importa una mierda, actúo como creo que es correcto, en torno a mi parecer. No quiero gustaros, no lo necesito, no lo he hecho nunca, ni pretendo que alguna vez ocurra. Es mi conciencia la que manda y guía mis pies. De todos modos sigo teniendo mi opinion lógica e incuestionable, soy así de cabezota, pero acabo teniendo razón. A todos quienes he dado consejo han terminado por admitirlo, al menos en temas de amor. Soy un capullo, lo sé, no necesito que me lo recordéis... yo solo me autocastigo.
Entramos a la sala medio vacía, esperándola repleta, daba lástima ese gran artista entre tan poca gente, aunque eso nos consiguió un autógrafo. Sobra decir que pasé casi todo el concierto con los ojos húmedos, escuchando aquellas briznas de poesía que se filtraban entre su voz y el rasgar de las cuerdas de la guitarra.
Terminó el concierto y buscamos algun garito abierto aunque claro, después de escucharle era imposible meterse en otro pub de mierda a escuchar basura antimelódica.

Volver a casa a meternos una cachimba y lo que quedaba de cerveza era lo más viable, humo en pulmones y mente, adormecer la conciencia que nos ataca a traición, que nos recuerda lo que no hacemos o hicimos bien... y la acallamos a base de drogas, la sepultamos bajo capas y capas de ebriedad, ¿por qué? Porque es más fácil que enfrentarse a la realidad, esa realidad que duele, que te apuñala por las espaldas. En el momento justo en que te estabas empezando a fijar en que eras feliz, ahí está con su puñal envenenado de traiciones, envidias y deseos inconfesables, obligándote a dormir con un ojo abierto, a mantenerte tenso, en alerta.
Y por eso nos emborrachamos. Por eso bebemos. Para olvidar. Para recordar, muchas veces con ira. Para que parezca que nada nos importa, cosa que poco a poco se convierte en verdad.
Estoicismo. La última barrera que nos queda, lo único que puede defender nuestra mente cuando nuestra barrera emocional se derrumba.
Y por eso brindamos. A la salud y memoria de todos quienes beben para acallar una mente ruidosa. Porque aun pareciendo inmensamente diferentes, en el fondo no somos tan distintos.


Dices que ya no te duele, pero te quema por dentro.

viernes, 11 de noviembre de 2011

díascontados.


Simplemente no puedes evitar pensar.
No pienses tanto, dices. Bueno, sí. Podría relajarme. Podría hacerlo si todo fuera bien.
Pero no va bien, ¿sabes? No va jodidamente bien. Va. A secas. Va. Con mediocridad. Va. A arrastrones.
Y no nací para vivir a arrastrones. Nací para vivir erguido, de pie, para luchar por algo que vale la pena y no por batallas perdidas que nadie, sólo tú, defiendes.
Me ha gustado. No diré que ha sido del todo desagradable. Pero hay cosas que duran y cosas que no.
Y lo peor es que lo supe desde el principio.

lunes, 31 de octubre de 2011

time is gold


Siempre tengo la misma sensación.
Incluso en esas épocas en las que te sientes bien, positivo, protegido, como si nada malo pudiese ocurrir, llegan esos días reflexivopesimistas en los que no puedes evitar pensar.
Y el hecho es que siempre llego a la misma conclusión: odio perder el tiempo.
No odio perder cualquier tiempo, de hecho la mayor parte del día la paso perdiéndolo. Horas y horas de improductiva procrastinación ante la pantalla, sin ganancia, sin ingreso, sin progreso.
Pero en otras cosas sí odio perderlo. Sobretodo cuando elijo con quién perderlo, y esto es muy importante.

Tengo tantas cosas que hacer...tanto que conseguir, tanto que mejorar que las personas que deberían ser importantes para mí me saben a poco, me hacen sentir por momentos mediocre, desolado, sin futuro.
A veces me olvido de esto, sabes. Una buena noche, un polvo memorable, una jornada de cervezas y risas. Llega el ánimo y la preocupación se va.

Pero la duda se queda, y siempre me siento tal que: ¿vale la pena? ¿esto es duradero? y si lo es, ¿quiero que lo sea?

Supongo que perdí demasiado tiempo en los años en que no debía hacerlo. Y esto es un daño irreparable, y una deuda que tardaré en cumplir...o en perdonarme.

sábado, 15 de octubre de 2011


"Wow...es que ¡me encanta, joder! Es como...si fuera a romperse en cualquier momento"

miércoles, 12 de octubre de 2011

-Estuve pensando en lo que me dijiste el otro día, sobre mi pintura. Me pasé casi toda la noche pensando, y se me ocurrió una idea, luego caí en un sueño plácido y no he vuelto a pensar en ti.
¿Sabes qué se me ocurrió?
-No.
-Que eres un crío y que en realidad no tienes ni idea de lo que hablas...
-Vaya, gracias.
-Es normal, nunca has salido de Boston.
-No.
-Si te pregunto algo sobre arte me responderás con datos sobre todos los libros que se han escrito. Miguel Ángel, lo sabes todo, vida y obra, aspiraciones políticas, su amistad con el Papa, su orientación sexual, lo que haga falta... Pero tu no puedes decirme como huele la Capilla Sixtina, nunca has estado allí y has contemplado ese hermoso techo. No lo has visto…

Si te pregunto por las mujeres supongo que me darás una lista de tus favoritas, puede que hayas echado unos cuantos polvos, pero no puedes decirme que se siente cuando te despiertas junto a una mujer y te invade la felicidad...

Eres duro. Si te pregunto por la guerra probablemente citarás algo de Shakespeare: "De nuevo en la brecha amigos míos" Pero no has estado en ninguna, nunca has sostenido a tu mejor amigo entre tus brazos esperando tu ayuda mientras exhala su último suspiro.

Si te pregunto por el amor, me citarás un soneto, pero nunca has mirado a una mujer y te has sentido vulnerable, ni te has visto reflejado en sus ojos. No has pensado que Dios a puesto un ángel en la tierra para ti, para que te rescate de los pozos del infierno, ni qué se siente al ser su ángel y darle tu amor y darlo para siempre y pasar por todo, por el cáncer. No sabes lo que es dormir en un hospital durante 2 meses cogiendo su mano porque los médicos vieron en tus ojos el que término horario de visitas no iba contigo. No sabes lo que se significa perder a alguien, porque sólo lo sabrás cuando ames a alguien más que a ti mismo. Dudo que te hayas atrevido a amar de ese modo.

Te miro y no veo a un hombre inteligente y confiado. Veo a un chaval creído y cagado de miedo. Eres un genio Will eso nadie lo niega. Nadie puede comprender lo que pasa en tu interior. En cambio presumes de saberlo todo de mí porque viste un cuadro y rajaste mi puta vida de arriba a abajo. Eres huérfano, ¿verdad? ¿Crees que sé lo dura y penosa que ha sido tu vida, cómo te sientes, quién eres por haber leído Oliver Twist?, ¿un libro basta para definirte? Personalmente eso me importa una mierda porque ¿sabes qué? No puedo aprender nada de ti ni leer nada de ti en un maldito libro.

Pero si quieres hablar de ti, de quién eres... Estaré fascinado, a eso me apunto, pero no quieres hacerlo tienes miedo, te aterroriza decir lo que sientes…

Tú mueves chaval.




-El indomable Will Hunting

miércoles, 5 de octubre de 2011

could this...?


- Señor... ¿Y si un guionista intenta escribir una historia donde no pasa gran cosa... donde la gente no cambia ni tiene ninguna revelación... luchan y están frustrados... pero, no llegan a nada? Más bien como en el mundo real.
- ¿El mundo real?
- Sí, señor.
- El puto mundo real. [...] ¿Que no pasa nada en el mundo? ¿¡Joder, pero tan mal estás de la cabeza!? Se asesina a gente todos los días. ¡Hay genocidios, guerras, corrupción! Cada puto día, alguien en el mundo sacrifica su vida por salvar a otra persona. Cada puto día, alguien, en algún lugar, toma la decisión consciente de destruir a otra persona. La gente encuentra el amor, la gente lo pierde. ¡Por el amor de Dios, un niño ve cómo matan a golpes a su madre en los peldaños de una iglesia! Alguien muere de hambre, alguien traiciona a su mejor amigo por una mujer.

Si no puedes encontrar todo eso en la vida, entonces, amigo mío, no tienes ni puta idea de lo que es la vida. Entonces, ¿por qué me haces perder dos putas horas con tu coño de película? ¡No me interesa lo más mínimo!

El ladrón de orquídeas

viernes, 30 de septiembre de 2011

Therewasonceawish


No sé lo que durará, ni tan sólo lo que quiero que dure.
Tan sólo sé que por una vez en mi vida siento que puedo bajar la guardia, que puedo simplemente disfrutar sin un miedo que me congele las entrañas.
Y es algo extrañamente agradable. Algo que sí me gustaría que durara.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Abre.

-No sé si echarme atrás.
-¿Ahora? ¿Precisamente ahora?
-Creo que he estado actuando a ciegas. Palpando las paredes. Buscando algo en el sitio equivocado. Creo que no sé lo que hacía.
-Lo que querías.
-Sí, pero ¿era realmente lo que quería o sólo lo que creía querer? ¿Y si ha decidido el corazón sobre mi cabeza? ¿Y si la decisión ha sido equivocada?
-Pues...no sé que decirte.
-Sólo me pregunto...qué viene ahora en el plan. Qué se supone que debería hacer ahora.
-Venga ya. Nunca ha habido plan. Eso era lo que querías pensar, "está todo controlado", "sé lo que hacer" ; ahora llega esto y te tambaleas.
-Necesito pensar.
-Hazlo. Pero no tardes mucho. No prolongues el sufrimiento más de lo necesario.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

thieves


Cada orquídea se parece a un determinado insecto, así que el insecto se siente atraído por esa flor, su doble, su alma gemela, y no hay un anhelo mayor para él que hacerle el amor; cuando el insecto se aleja, divisa otra flor alma gemela y le hace el amor, polinizándola, y ni la flor ni el insecto entenderán jamás el significado de este acto de amor, pero ¿cómo van a saber ellos que gracias a su danza el mundo sigue girando? y así es, por el simple hecho de hacer lo que están llamados a hacer ocurre algo grande y magnífico, en ese sentido nos enseñan a vivir, nos enseñan que el único barómetro que tenemos es el corazón, y cuando descubres tu flor no puedes dejar que nada te aparte de ella.

El ladrón de orquídeas

domingo, 11 de septiembre de 2011

-Sabía que no lo ibas a entender.


-No entiendo, desde luego. Nunca. Pero sé de qué se trata. Vuestras grandes causas, vuestras guerras, vuestra lucha por la salvación del mundo...Vuestro fin, que justifica los medios...Aguza el oído, Filippa. ¿Escuchas esas voces, esos chillidos? Estos gatos luchan por una gran causa. Por el dominio indivisible sobre un montón de desperdicios. No es poca cosa, vierten su sangre y se arrancan la piel. Están en guerra. Pero a mí, ambas guerras, la de los gatos y la tuya, me importan bastante poco.

La sangre de los elfos, Andrzej Sapkowski

viernes, 26 de agosto de 2011

noches

El círculo va cerrándose. La bruma se disipa. Amanece una mañana limpia y clara.
Supongo que todo se reduce a defender lo propio, a enseñar los dientes en el momento adecuado y a sonreír cuando sea necesario. A ser sincero, honesto, saber lo que ganas y pierdes con cada paso, a ceder en los errores y perseverar en los triunfos.
Y a cambio de eso tendrás lo que quieres. Ganarás sonrisas, miradas cómplices, mordiscos, marcas en el pecho que te recuerdan noches largas pero que se hacen cortas.
Besos. Lenguas entrelazadas. Caricias súbitas a la luz y testigo de las farolas. Céspedes húmedos, ropa que se resiste a quedarse en su sitio.

No está tan mal esto del amor. Podría acostumbrarme.

viernes, 19 de agosto de 2011

where the fuck i am


Hastiado, loco, aterrorizado.
Todo se tambalea, los lazos de confianza, esa fe que tan fuerte creías se deshace entre tus dedos y se convierte en ceniza grisácea. Tus piernas no te pueden sostener, miras adelante, ves la luz, ves el camino, pero las piedras caen y te obstaculizan.
Luchas. Pones una rodilla. Pero no puedes levantar la otra. No puedes. Tienes miedo de volver a poner el pie y que el suelo se derrumbe bajo ti. Tienes miedo de caer, porque sabes que aún queda mucha más profundidad. Tienes miedo de morder el polvo.
Y aún peor, tienes miedo de morderlo tú solo. De que tu única compañera allá abajo sea, otra vez, la oscuridad.

Confiar


con las espaldas protegidas.
#herewego

martes, 16 de agosto de 2011

río de mierda


Creía que podía mejorar esto, que podía salir del agujero en el que nos metimos.
Pero no quieres.
No estás dispuesta.
No sé por qué, y ya no sé si me importa o si simplemente quiero huir de absolutamente todo.
¿Qué viene ahora? ¿Es el momento en el que mando todo a la mierda o el momento en el que trago y sigo?
Puedo tomar la elección, puedo decidir, y con una llamada, un rato de conversación o una quedada de cinco minutos acabar con esto. Puedo hacerlo. No hay problema.
El problema es autoconvencerme de que esto ha sido mediocre. Torpe. Triste. Repugnante. Y darte cuenta, una vez más, que las expectativas son sólo el oro que reluce por encima del barro.

domingo, 14 de agosto de 2011

we are


“We’re young. We’re supposed to drink too much. We’re supposed to have bad attitudes and shag each other’s brains out. We are designed to party. This is it. Yeah, so a few of us will overdose or go mental. But Charles Darwin said you can’t make an omelette without breaking a few eggs. And that’s what it’s all about breaking eggs! And by eggs, I do mean, getting twatted on a cocktail of Class As. If you could just see yourselves! It breaks my heart. You’re wearing cardigans! We had it all. We fucked up bigger and better than any generation that came before us. We were so beautiful! We’re screw-ups. I’m a screw-up and I plan to be a screw-up until my late 20s, maybe even my early 30s. And I will shag my own mother before I let her… or anyone else take that away from me!”

miércoles, 27 de julio de 2011

self-D

Nadie se salva de experimentar esos momentos en los que te sientas ceniza. Polvo. Basura. Inservible. Mediocre. Efímero. Como si sólo fueras una fugaz visión que pasó por los ojos de tus allegados, o una huella pasajera que dejó marca en el suelo de tu casa.
No puedes evitar en ciertos momentos sentirte bajo, desolado, abandonado. Como si no fueras nada. Es entonces cuando olvidas lo más importante.
Que este montón de mierda tiene un propósito.
Y cuando alguien tiene un propósito, una meta, una cima a la que escalar, no hay hombre, bestia ni dios sobre la tierra que pueda detenerle. Porque los propósitos existen sólo para cumplirlos. Y como tal, deben ser y serán cumplidos.
Y mientras quede una brizna de carne y nervio sobre tus huesos seguirás escalando, trepando, corriendo, caminando, aun gateando, pero no perderás de vista la meta, aquello que anhelas con cada centímetro de tu ser.
Y algún día lo alcanzarás. Y si por entonces sigues pensando que eres mierda, sólo tendrás que volver la vista atrás y ver el camino recorrido para desmentirlo.

lunes, 11 de julio de 2011

if something has to change, then it always does

Siento de nuevo esa tóxica, placentera e irritable sensación.
Esas ganas de sacar los dientes, de esbozar una colmilluda sonrisa, de ser perverso, malvado, retorcido.
De morder, sentir el sabor salado de la sangre en la boca.
Todas esas pequeñas cosas que te hacen sentir que, después de todo, el blanco sólo es una mitad de tu persona.

miércoles, 29 de junio de 2011

Chlleng


Dejados atrás los mantos de tristeza, las caras largas, la mierda sobre más mierda, la mediocridad, el aislamiento, queda un mundo entero por conquistar.
Queda construir lo más difícil, algo que se sostenga piedra sobre piedra de experiencia, como una torre imposible de desmoronar, capaz de agujerear el cielo, de llegar a lo más alto.
¿Preparado para poner la primera piedra?
Empecemos.

jueves, 23 de junio de 2011

jueves, 16 de junio de 2011

bane of


No te engañes. No creas que el futuro es algo real. No creas que realmente tienes un futuro con él, con ella, aquí, allí. El futuro no importa, es sólo una ilusión. No tiene la más mínima importancia.
Vive ahora, vive lo que nunca has vivido en este preciso, jodido, brillante momento. Valora tus posibilidades, juega tus cartas, sonríe, besa, muerde, folla como un animal, corre, grita, recuerda aquello que olvidaste al llegar a tu humanidad. Sé una bestia.

miércoles, 15 de junio de 2011

sábado, 11 de junio de 2011

.::.


El camino acaba. Justo al principio de una senda nueva.
Hay que dormir para despertar, hay que morir para resucitar.

martes, 7 de junio de 2011

Why are you wearing that stupid human suit?




A storm is coming, Frank says / A storm that will swallow the children / And I will deliver them from the kingdom of pain / I will deliver the children back the their doorsteps / And send the monsters back to the underground / I'll send them back to a place where no-one else can see them / Except for me / Because I am Donnie Darko.

lunes, 6 de junio de 2011

sábado, 4 de junio de 2011

miércoles, 1 de junio de 2011

At least nothing


El problema es que hueles, intuyes, sabes lo que viene ahora. Sabes lo que va a pasar. Y no te gusta. Te provoca repulsa. Lo detestas.
Sabes que es lo que pasa en estos casos y bien puedes suponer que ésta no será una excepción. Sabes que va a reírse con otros que no sean tú. Sabes que por su boca pasarán lenguas que no serán la tuya. Sabes que no vas a ser el último jeto en el que piense antes de irse a dormir.

Y eso que odias perder el tiempo. Pero aún así, no puedes evitar perderlo. No puedes evitar odiar esto. Odiar este juego en el que siempre eres el perdedor.
Odiar ser uno más.

sábado, 28 de mayo de 2011

Choice


This is your last chance. After this, there is no turning back. You take the blue pill - the story ends, you wake up in your bed and believe whatever you want to believe. You take the red pill - you stay in Wonderland and I show you how deep the rabbit-hole goes.


-Morpheus, The Matrix





martes, 24 de mayo de 2011

·:.:.:·


Podría decirse que ya no tengo miedo.
Podría decirse que los obstáculos que el camino presenta ya no son obstáculos.
Podría decirse que aunque me hunda no hay nada que me impida levantarme.
No estoy completo, ni soy perfecto, de hecho mis defectos me inundan a menudo. Pero tengo la fuerza de aquél que sabe que no está solo.
Porque toda la fuerza de aquellos que alguna vez creyeron en mí alienta mis pasos.
Porque aquí dentro hay un corazón obstinado que nunca dejara de latir.
Porque la vida, el juego, el riesgo, el amor y la furia ciega que nos impulsa hacia adelante son todas las razones que necesito.
Por eso podría decirse que estoy vivo.

jueves, 19 de mayo de 2011

:.:::

En mi tablero hay una pieza que nunca se mueve. Nunca. Parece que esté aletargada. Esperando. Quieta, como una especie de árbitro, como una torre que observara todo el reino que se alarga bajo sus pies, como un vigía telúrico que se mantiene irreductible.
Pero cuando esa pieza se mueve, todo el tablero tiembla.

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