martes, 24 de mayo de 2011

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Podría decirse que ya no tengo miedo.
Podría decirse que los obstáculos que el camino presenta ya no son obstáculos.
Podría decirse que aunque me hunda no hay nada que me impida levantarme.
No estoy completo, ni soy perfecto, de hecho mis defectos me inundan a menudo. Pero tengo la fuerza de aquél que sabe que no está solo.
Porque toda la fuerza de aquellos que alguna vez creyeron en mí alienta mis pasos.
Porque aquí dentro hay un corazón obstinado que nunca dejara de latir.
Porque la vida, el juego, el riesgo, el amor y la furia ciega que nos impulsa hacia adelante son todas las razones que necesito.
Por eso podría decirse que estoy vivo.

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