domingo, 20 de diciembre de 2015

disforia

Tu mundo sucio y pequeño se astilla y estalla. Notas en las mejillas el bombardeo de las mentiras que -te- has contado y todo parece la misma ridícula y rota broma. Nada más que esperar, que sentir, que sea agradable, diáfano, puro en intenciones y prosa. Sólo una amalgama de tus propios miedos que -sin éxito- aprenden a bailar con los miedos de otro.

Quisiera sentirme como en casa cuando estoy en casa, pero estas puertas ya no me representan. Nada acalla el rumor y ni el culo de la jarra de cerveza es una experiencia placentera. Desfilas. Suspiras.

Buscas sólo dos segundos mal contados de intimidad, ternura, y nada -nadie- más. Un mero "eres suficiente" susurrado a la oreja en forma de aliento cálido. Que esperanza y bien mayor -que no mal menor- sean palabras que no suenen tan extrañamente ajenas como esta noche.

martes, 8 de diciembre de 2015

murga

No siempre los retornos son nuevos inicios. Mis retornos siempre han sido una nueva ronda a la misma partida, un nuevo intento de reutilizar las cartas contra un oponente insalvable. De vuelta a la gran ciudad, a los mismos errores y a algunos nuevos. A nuevas situaciones y los mismos viejos traspiés. Ambicionar una intimidad a la que ya ni se espera. Mismas calles, mismos alcoholes, mismas drogas para adormecer sensibilidades. Un retorno a la anemia sentimental, a no devolver miradas en el metro, a observar cómo el mundo se desarrolla lejos de ti, a compartir submundo y papel con tus pasiones. A salvaguardar tus nichos de amistades, risas, placeres asegurados, lo fácil y lo que va a dejarte dormir.

Hoy lo conocido es un amigo.

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