domingo, 4 de noviembre de 2012

instead of going under

Sábado ordinario. Apestosamente ordinario. El máximo plan al que podía esperar después de los litros de cerveza, la conversación banal y totalmente intrascendente y la orquesta de barrio con un aforo de menos de cien personas (bastante alejadas de mi rango de edad, por cierto) era irme a casa. Y eso he hecho.
Y por el camino te planteas bastantes cosas. Piensas en cómo coño alguien de 20 años puede llevar más de un mes con sábados de este tipo o peores. Echas la vista atrás y ni siquiera recuerdas un sábado cercano en el que lo pasaras bien.

Y...creo que necesito metas.

¿Conocéis la sensación de que todo a vuestro alrededor deja de importar y es una única cosa la que centra vuestra atención? Necesito eso. Necesito saber que a la hora de vivir puedo guiarme por algo. Estoy hasta los cojones del mismo modus vivendi repetitivo, aburrido, conservador, vacío de contenido y diversión. Anhelo algo que me haga volver a levantarme con ganas.

Pasa el tiempo y lo que antes te movía cambia. Sé que no voy a ser un gran escritor. Sé que no voy a ser un psicólogo de prestigio. Sé que ser millonario es algo que sólo pasa en las películas, en las malas, además. Sé que el amor no es algo que se quede siempre y que sea constante y puro. Todo cambia y no tienes más remedio que aceptarlo, y creo que me he acostumbrado a aceptar lo que me viene, sin más. Y me importa bien poco si es una mierda o si es cojonudo porque es lo que hay. Ni siquiera pude empezar a luchar porque se me olvidó cómo hacerlo.

Debe haber algo en mi vida que me emocione de verdad, que sea capaz de absorberme y de hacerme trabajar como un hijo de puta para convertirlo en realidad. Si encuentro eso, si estoy satisfecho con lo que hago, hasta una mierda de orquestucha de barrio parecerá un plan genial. Y si no me lo parece, tendré el valor para buscar otros planes.

No es tarde, pero dos litros de cerveza no animan a pensar. Supongo que habrá que consultar con la almohada, como taaaantas otras ocasiones. Puede que el mañana arroje nuevas conclusiones.

Y si no, pues a buscar.

Buenas noches, hijos del mal.

1 comentario:

Seguidores