sábado, 28 de septiembre de 2013

Estación temprana

Es septiembre y es tarde. Y vuelves, con tu maleta a cuestas. Con una vida a medias a cuestas. Vuelves con tantas cosas encima que a veces olvidas, lo olvidas todo, olvidas que existe una felicidad latente que puedes explotar y alimentar. Y la melancolía acecha como un gato hambriento, gordo, perezoso pero que arrancaría sin piedad cada gramo de piel que sujeta tu sonrisa.

Sabes, podemos huir de él. Podemos poner tierra entre la melancolía y nosotros. Podemos huir de todo. No es la mejor oferta, no es el viaje que tú ni yo esperamos, no es una utopía, nada lo es. ¿Has oído lo que sucede cuando este mes termina, cuando el verano toca a su fin, cuando parece que muere una era y empieza otra, nueva, fría, como el acero al helarse? ¿Has visto lo que hace el otoño con los árboles, cómo los acaricia con viento fresco y los despoja de sus vestidos? Suena como suena, para algunos una condena, pero no lo es. Es el paso natural de las cosas. Es una etapa más, parte de un ciclo eterno, atemporal, bella a su manera. Participemos de ella. Ven, demos una vuelta, echemos una cerveza a la garganta mientras las hojas caen. Tapémonos al salir de casa y destapémonos bajo techo. Dejemos que las cosas sigan su curso. No olvides que el frío es parte de todo pero que podemos aprovecharlo para darnos calor.

Podemos perder la ropa como los árboles pierden las hojas. Podemos experimentar esos minutos en que nada importa, salvo el calor y la respiración agitada.

Ven, quiero hacerte lo que el otoño les hace a los árboles.

1 comentario:

  1. Me gusta tu blog. Mucho. Te sigo, pásate por el mío, si te apetece...
    http://beforethelightscome.blogspot.com.es/

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