miércoles, 30 de marzo de 2011

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Perdí mucho tiempo buscando en el lugar equivocado. Pensaba que sería más fácil. Pensaba que solo había que excavar, un poco más, quizás un par de metros más, creía que el oro estaba allí.
Pero el oro nunca apareció. Y sudé, me cansé, perdí la razón bajo el impávido sol del desierto.
Y cuando caí de rodillas, cuando mi rostro se hundió en la arena, noté el peso de algo en mis bolsillos. Algo que había olvidado que tenía.

Era una brújula.

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