sábado, 14 de diciembre de 2013

Otoño

Hay ironías bonitas. Pequeñas bromas que te gasta la vida y que en tu mente recompones como un rompecabezas hasta que dan sentido. Y en ese momento te ríes. Te ríes porque hay veces que no necesitas ni una sola palabra para reconocer la poesía que se esconde en los momentos, en las imágenes y en las personas.

El tren discurría como un gusano de metal y yo sólo veía colores. Amarillos, ocres, rojos, anaranjados, marrones. El otoño parece tender un telón de tonos ante nuestras propias narices. Le gusta arreglarse, que lo admiren, que le eches fotos. Tiene su propia belleza todo el desfile de hojas muertas que caen al suelo y se reencuentran con el seno que les dio vida. Tiene su propio sentido.

Tiene más sentido aún cuando las ves desde un tren que circula lento y pesado, con el sabor del alcohol pasado en la lengua. Con las pocas horas de sueño en los párpados y la mente espesa y lenta como una mosca atrapada en la miel. Tiene sentido porque quizá yo sólo sea una de esas hojas. Quizá mi papel sea caer, lentamente, meciéndome en la cuna del viento, y sólo podrirme, con paciencia, con esmero, hasta que sólo sea materia prima que el árbol vuelve a absorber y escupe en forma de nuevas hojas. Quizá sea ése el único sentido que puedo encontrarle a la vida, el circular. Caer, pudrirte, reconstruirte. Como una noria torpe y herrumbrosa que sin embargo gira, y gira, porque para ello fue creada.

Puede que la vida sólo sirva para esto, para advertir el ciclo infinito que nos ata y vanagloriarnos en su crueldad y belleza. Y si no sirve para ello, quizá no sirva para nada.

Pero sé que podría acostumbrarme a esto. A la épica de la construcción y deconstrucción. Crear mis pequeños imperios a base de castillos de naipes y dar un respingo cuando se derrumban. Y luego crear un imperio nuevo, distinto, con nuevas avenidas donde hubieron catedrales y una plaza grande donde la gente va a beber y a darse el lote. Y podría seguir divagando mientras bebo y seguir buscándole sentido a todo.

Podría seguir cogiendo el tren en otoño. Eternamente.

1 comentario:

  1. Muy bonito y, además, he aprendido una palabra nueva: 'vanagloriarse', que me encanta.

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