domingo, 22 de enero de 2012

glugluglu

Perdí hace tiempo la cuenta de las veces que me he quedado estancado. Como si casi sin darte cuenta te metieras en un pozo de barro y cada paso te sumergiera más y más, hasta que las arcillas te llegaran al cuello y apenas tu cabeza quedara fuera del cieno apestoso.
No siempre es fácil salir. A veces puedes calmarte y salir tú mismo, otras pueden echarte una cuerda desde afuera, otras simplemente te quedarás flotando, quieto, hasta morir de inanición. En otras te sumergirás completamente y sufrirás un hediondo paro cardiorrespiratorio.

Sí, se puede. Siempre he creído (aunque luego me vea incapaz de aplicármelo) que cada momento de peligro, crisis, cada piedra en el camino viene acompañado de una sana oportunidad por renovarse, hacer las cosas bien, sortear el obstáculo e incluso salir fortalecido. La teoría, como de costumbre, resulta fácil. La práctica...

En cuántas ocasiones me habré sentido como una mierda, tirado en casa perdiendo un tiempo precioso, sin hacer absolutamente nada, dejando pasar miles y miles de ocasiones que podrían haberme hecho feliz durante un dorado segundo y no lo hicieron. Muchas veces he pensado que de mis 19 años 18 son tiempo perdido, y no estaría tan lejos de la realidad.

¿Qué hacer? Cada caso es completamente distinto. Cada uno conoce sus puntos fuertes y débiles, y si no lo hace, nunca es tarde para conocerse a uno mismo. Averiguar qué hiciste mal y ver en qué puedes hacerlo bien a partir de ahora.

Quizás funcione, quizás no. Pero intentarlo es mejor que ahogarse, ¿no?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores